Thursday, August 03, 2006

Narciso

El mito de narciso tiene múltiples finales posibles, en su forma, pero es su fondo el que trasciende. Cuando aun estaba en el vientre de su madre, el pobre Narciso fue maldito. Su maldición cantaba que sería un hombre muy bello, pero cuando se conociera a si mismo, moriría.

Por ello, su madre, antes de que naciera, hizo eliminar todos los espejos de su casa, para que no pudiese verse. Así, Narciso vivió una infancia normal, hasta que un día, decidió ir a tomar agua a un riachuelo que pasaba cerca. Al agacharse, vio su rostro reflejado en el agua. Hay una versión del final de este cuento que me gusta particularmente: el se acercó cada vez mas para verse a si mismo, enamorado de si, hasta que se ahogó en el agua.

El buen Sigmund (Freud) tomó de este canto helénico elementos para desarrollar y denominar un tipo de personalidad del que tengo una infinidad de rasgos: narcisistico. Durante mucho tiempo escribí así en narcisistico.blogspot.com.

Era un tiempo doloroso de introspección aguda, acentuado por el alejamiento de la persona que mas he querido por lejos en la vida. Era un blog negro que aun está on line. Sin embargo, no quería teñir este blog con el material triste, doloroso y gris que abundaba anteriormente.

Pues bien, Polo, Narciso y Estaban habitan continua y constantemente el mismo cuerpo y no pretendo ser tres personas (escisión para los psicólogos) diferentes según el ánimo con el que ande cada día. Así tampoco (no se asusten) pretendo transformar este blog en el reflejo de una labilidad emocional o de una bipolaridad anímica, pero si pretende ser el hilo que una en una sola persona a todas mis facetas: ridículas, tristes, juergueras, intensas, introspectivas y densas; deportivas y sociales, amigables, ácidas y hasta (a veces me daré este lujo) políticas.

Pues bien queridos amigos, en un acto de autoridad, me tomo la libertar de utilizar mi blog por primera vez como un instrumento de expresión y dejo de ser un entrenador de mis lectores. Que lea quien le interesa y que me comente quien sienta que tiene algo que decir; anónimo o con firma, que mas da.

Anoche me acosté reventado, a la 1 am, después de haber perdido 3-1 en la liga de campeones. Hacía un frío terrible, me dolía la cabeza del frío que hacía. Como dice un amigo, esos 5 minutos antes de dormirte, solo, con la luz apagada, no te los quita nadie. Una vez mas, omnipresente, perseguidora, te haces presente. Y finalmente me cuesta distinguir entre sueño y vigilia, pues hasta las 5 am que amanecí transpirando y agitado, por enésima vez, no se que es real y que es sueño.

Estaba apoyado en el la muralla en la entrada de tu pieza y la luz se colaba a mira la escena a través de las cortinas de tu pieza. Te miraba dormir, como tantas veces que te pasé a buscar en la mañana y te quedaste dormida. Elegante y desordenadamente.

De a poco comencé a cantar el coro de “Blowers daughter” de Damian Rice. Te despiertas, me miras. Sigo cantando y te despiertas de a poco. Tu mirada reflejaba sorpresa, pero no tanta, como si hubieses sabido que esto sucedería en algún minuto.

Te das vuelta, y me miras de frente. Con aires de autoridad me preguntas, con algo de sarcasmo, si acaso esperaba que solo con esto se arreglaría todo. Evidentemente contesto simplemente que no. Mas aun, te pido que me lo hagas infinitamente difícil, pues no de lo contrario no me gustaría. Te ríes como un cómplice, como con un as bajo la manga.

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