Monday, July 31, 2006

Frágil

Desde siempre he pensado en lo raro, complejo e improbable es que algo que queremos que ocurra, realmente ocurra. La cantidad de cosas que pueden salir mal son infinitas, y cada una de ella puede hacer que el objetivo final se estropee.

A pesar de ello vivimos haciendo planes a largo, mediano y corto plazo, intentando soberbiamente controlar todas las variables que nos podrían afectar. Una tormenta tropical en el caribe o una nevazón insólita en Europa del Este son las cosas que se me vienen primero a la mente, pero me refiero a la cotidianeidad. ¿Qué pasa con el tráfico que te hace llegar tarde? O la persona que está al lado tuyo cuando se te da vuelta un vaso… Todas esas tonteras de la vida diaria que van goleándonos como la pelota de un taca-taca antes de entrar al arco.

Desde hace cuatro meses que comencé a conversar y salir con una tropa de personajes a los que no conocía y, peor aun, producto de mis prejuicios, discriminaba. Aun no comprendo porque tuvo que pasar lo que pasó para que los conociera ni porque no los conocí antes. Pero al final, como digo yo, hay tres tipos de pregunta: en las que importa la pregunta, en las que importa la respuesta y en las que no importa ninguna de las dos, pues no sirven.

En medio del insomnio de conciliación del que soy victima desde hace los mismos cuatro meses, me preguntaba por este club de personajes y lo complejo que es que seamos tan amigo 17 personas diferentes: familias, costumbres, colegios, carreas y universidades; sin contar que algunos trabajamos y otros no.

Al final, el Club Social y Deportivo Los Intratables es increíble. Poco probable y por lo mismo tan increíble. No he perdido la capacidad de asombrarme como día a día una tropa de gente contesta mails y se preocupa por los demás. Esa “tontera” irracional e incomprensible que se llama amistad. Frágil e improbable, pero cierta.

Finalmente, antes de quedarme dormido concluí algo nada nuevo: hay preguntas que no vale la pena hacerse, porque sus respuestas no aportan nada o porque no tienen respuesta; solamente hay que vivirlas.

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