Alea jacta est (La suerte está echada)

Hace mas de un año que asumí con el DT de este equipo. Me compraron algunos jugadores que quería, mas hube de sacrificar otros por su precio. En general tengo una buena plantilla.

Mi problema es que he tenido que jugar casi tres competencias a la vez y el desgaste de algunos jugadores es evidente. No hubo tiempo para pretemporadas. Mirando siempre a Reinaldo Carlos “mostaza” Merlos, escucho aun el “paso a pase”.

Mañana me juego la final de mi carrera, el examen de grado. La comisión, cual Arsenal, tiene excelentes jugadores. En el partido de ida, en Londres, empatamos, pero ambas partes nos hicimos daño. Ya nos conocemos, nos hemos visto las caras y sabemos las virtudes y defectos del otro.

Mañana no habrá penales, ni alargue. Mañana se juega hasta que uno gane.

La concentración del equipo se ha visto interrumpida por diversas razones, pero abunda la confianza. Son pocos a los que le he confirmado el plantel. Hoy está nublado, frió y el césped mojado hace que los estoperoles se mojen y los pies casi ni se sientan. Manos atrás, superviso cada detalle del último entrenamiento, mientras juego con el pito entre las manos.

Calentamiento suave, jugadas de pelota parada y luego un picado. Ya está.

¡Oh Fortuna! Cruel rueda

que no distingue entre moros y cristianos

a la hora de dar sus letales giros,

gire esta vez a nuestro favor

y nos permita homenajear al Dios Baco,

generosa y abundatemente,

y bañarnos en majares y bebidas.

Dicen, los que han sufrido por su culpa

que cuando por fin gira hacia arriba no hay que confiarse:

ella es por definición caprichosa como bella dama

y nunca va a ofrecer al hombre seguridad alguna.

Por eso esta rueda es rueda

y no es extraño entonces que nuestros antepasados

hayan ocupado su nombre para designar

todo lo que escapa al control o a la comprensión:

maldita suerte o bendito azar.

Sea mañana día de goce y alegría

Pues sacrificaremos animales y botellas a tu salud

¡Oh fortuna! ¡Bendito Azar!