Monday, November 26, 2007

Cabeza de Juguera

Ya no puedo arrancar mas, porque ni correr ni arrancar sirve. ¿Dónde me escondo de mi mismo?. Recovecos y circunvoluciones corticales no son suficientes para intentar difuminar este denso humo de invierno.

Cuando los beats de la música te penetran por lo fuerte que la pones, a ver si así logras no oírte. Oír lo que no quieres oír. Cuando te refugias en tu cama simulando estar cansado, pero no es mas que la desesperanza lo que te ata a las sábanas. Cuando quieres baja el telón, sacarte la careta y dejarte caer apoyado en un pilar, dando la espalda al público, cansado. No intentar ser condescendiente, sino entender que siento.

Revisar, entender, cambiar el after hour por una copa de vino y una película; darme cuenta de que el consuelo no está en la euforia, no está en dejarse afuera, sino en volver a completarse incorporando el vacío, la falta, la ausencia.

No quiero conmover con los ecos de tu voz o con los pies pesados que no dejan caminar. Quiero solo comenzar a sacar este envoltorio que tengo en el alma, en el corazón; este envoltorio que no me deja sentir, este hormigón pesado y frió que me está ahogando. Esa mochila donde acarreo el cadáver de lo mas lindo de mi vida. Donde está también Peter Pan.

Quiero, en términos de Fito, estar al lado del camino. Tomarme una coca, sentarme 10 minutos a la sombra, antes de seguir caminando. No quiero cirugías plásticas ni reconstructivas, solo un poco de aire y tiempo para echarte de menos, para darme cuenta de que ya no estás. Que no se porque, a pesar de todo lo que quería que me acompañaras a caminar, ya no estás. Melancólicamente mirar tu camino, aferrarme tiernamente a los recuerdos aun tibios y hacer lo posible desde acá por que seas el sol brillante que tienes que ser.

Y es que no puedo dejar de acordarme de lo lindo, lo tierno, lo grande y lo chico; de esos detalles con los que me hiciste tanto cariño en el corazón, con los que me dabas un beso en el alma. Tanto, que sin colores se me hace casi imposible impresionar tangiblemente los escalofríos que sentí, que me regalaste, que me hiciste sentir. Eras la sensación que fantasea quien no fuma de un cigarro después del almuerzo; eso y tanto mas.

Eres el terror que asecha, la falta, la culpa inespecífica, la angustia sin objeto, el temor de la vara tan alta, que asustas, amedrentas.

Que terrible es estar acá de nuevo. Aquí donde nunca mas quise estar, solo y con tanta gente alrededor. Escuchando la misma música, escribiendo en el mismo PC, pero sintiendo diferente. Siento el vacío con esperanza, con luz siempre. No se si es peor o mejor… siento tantas cosas, tantas ganas de llamarte, tantas ganas de que pase mas agua bajo el puente y en 10 años mas…

Vendavales de imágenes, olores y emociones me golpean como la tormenta a la cosa rocosa. La llovizna con olor a ayer me tiene empapado y triste.

Fue tanto, pero tanto. Tan intenso y tan explosivo. Me duele tanto dejar que la luz entre a borbotones en la pieza oscura en que trato de vivir. Fuiste la quinta a fondo sin pensar en frenar, con los ojos vendados. Fuiste lo que siempre quise, lo que siempre pensé, lo que siempre soñé. El abandono de mi mismo, el confiarte hasta el aire de mis pulmones. Y valió tanto la pena.

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